jueves, 19 de septiembre de 2013

Groucho Marx


Personalmente, no veo por qué un hombre no puede tener perro y mujer. Además, si sólo se está en condiciones de costear a uno de los dos, aconsejo quedarse con el perro porque, por ejemplo, si un perro lo ve a uno jugando con otro perro, ¿acaso corre a su abogado y le ladra que su matrimonio ha fracasado y que quiere seiscientos huesos al mes en concepto de manutención, un buen coche y la casa de cuarenta mil dólares que aún tiene una hipoteca de diecinueve mil? (…)

 Pero volvamos al meollo de la historia. El mejor animal doméstico en cualquier época del año es una corista sencilla y sin pedigrí. Al igual que sucede con el gato de angora, la corista permanece fiel a cualquier hombre que la mantenga. Sin embargo y por desgracia, la semejanza termina ahí, ya que mientras uno puede llevar al sótano al gato de angora para darle un tazón de leche, la corista insiste en ir a cenar al Pavillon o al Club 21, donde una cena para dos personas cuesta unos sesenta y ocho dólares, sin contar la propina del camarero. 

Está claro que una corista no es el animal de compañía de un hombre pobre; sin embargo, algún día me gustaría tener una.

(Memorias de un amante sarnoso)

No hay comentarios:

Publicar un comentario